domingo, 28 de octubre de 2007

La Educación, “NO ES SÓLO FUNCIÓN DE LA INVERSIÓN”

Los resultados de la Prueba SIMCE (Sistema de Medición de la Calidad de la Enseñanza) han permitido detectar que las políticas de mejoramiento educativo no han logrado incrementar significativamente el porcentaje de logro de los contenidos curriculares mínimos entre los estudiantes de educación básica y media. El escaso impacto alcanzado se debe, en gran medida, a la discrepancia entre los objetivos perseguidos y las políticas implementadas para alcanzarlos.

Como sabemos en nuestro país, en la última década, la autoridad educacional se ha concentrado en la relevancia de los niveles de escolaridad, es decir la “cantidad” (o cobertura) de educación más que de la calidad, lo último fue ampliar el sistema educacional al nivel pre-escolar. Esto parece bastante lógico o conveniente desde la perspectiva del análisis para las políticas (o lo que quieren mostrar los políticos) que se implementan porque es fácil de medir y puede ser mostrar a lo largo de los años. Sin duda, se ha logrado cobertura a costa de calidad, pero este enfoque distorsiona las políticas y puede redundar en decisiones erradas.Esta expansión en la cobertura está probado que no es un factor determinante en el desarrollo de un país sino que es la calidad de la educación la que impulsa el crecimiento económico de una nación.

¿por qué no logramos una mayor calidad?

Si bien son muchos los factores, la mayoría de los programas públicos se han centrado en las escuelas, ámbito en que las autoridades tienen mayor capacidad para formular políticas. Lamentablemente, reformar la política educativa y mejorar el rendimiento no es sólo una cuestión de voluntad o de incrementar los recursos de las escuelas. El tema es conocer la eficacia de los distintos recursos o sus posibles combinaciones y a partir de allí generar estrategias exitosas. El problema es que no contamos en nuestro país con información suficiente para aprovechar los nuevos recursos al máximo.

Nuestro país, como la mayoría del concierto mundial, está intentando mejorar las escuelas. No se ha tenido éxito como se quisiera. Una posible explicación es que no se ha prestado la atención suficiente a la calidad del personal docente. En un año académico un buen docente puede hacer avanzar a un estudiante medio significativamente. Ahora si ese estudiante tiene una seguidilla de buenos profesores puede borrar el déficit atribuible a una mala preparación escolar que haya tenido. Sin duda que la formación profesional o los años de servicio no tienen una estrecha relación con el talento pedagógico. Además a los mejores profesores no se les premia con mejores sueldos, al contrario, a algunos les dan más trabajo por el mismo salario, como jefaturas de curso, asesor centro alumnos, etc. Sólo porque lo hace bien.

Las autoridades deben mejorar la calidad global del personal docente. Creo que al actual sistema de evaluación docente hay que optimizarlo. En nuestro país ha habido y existen algunos programas de capacitación y desarrollo profesional que han tenido éxito pero en general los resultados no han sido buenos. Se deben realizar distintos mecanismos de modificación en materias salariales, prestaciones, selección y formación inicial (ya hay avances dada la ley de acreditación obligatoria para las carrera de pedagogías). Todos procesos largos que incluso los programas de reforma más optimistas suponen largos años.
Por último es de esperar que logremos como país comprender mejor qué funciona y qué no. Lastimosamente nuestro país se ha caracterizado porque las políticas y los programas no sean objetos de evaluaciones regulares y cuando se realizan tienden a centrar la atención en los insumos del sistema educativo y no en el rendimiento o los resultados de nuestros estudiantes.